Hay utensilios que usamos todos los días y que casi sin tener conciencia de ello, se van desgastando con el paso del tiempo. Por ejemplo la lavadora que utilizamos casi a diario sufre un proceso de obsolescencia que acaba provocando, más tarde o más temprano, un mal funcionamiento o la rotura del electrodoméstico.
Con los pies ocurre algo parecido. Los usamos todos los días y acaban produciéndonos molestias. Aunque es habitual que estos problemas se asocien a menudo con la edad, los médicos señalan que la prevención de las dolencias relacionadas con traumatismos recibe un diagnóstico tardío, en una etapa en que el malestar ha logrado lesionar a otras zonas del cuerpo como las rodillas y la columna.
Un gesto deficiente en nuestra forma de caminar también puede provocar directamente y a largo plazo dolencias en nuestros pies, y de forma indirecta en el resto del esqueleto, como artritis, problemas causados por la diabetes, deformaciones anatómicas, alteraciones posturales, esguinces mal curados, etcétera.
¿Cuándo debo ir al especialista?
En general los primeros síntomas de alarma son las molestias y el dolor al andar, unas complicaciones que a la larga pueden afectar a la estructura del propio pie, la pierna o la rodilla, y que acabarán con un desgaste que cause aún más dolor.
Otro de los signos más evidentes de que el pie necesita un soporte plantar es el hecho de que, nos pongamos el zapato que nos pongamos, siempre nos sentimos incómodos. A pesar de que sean anchos distintos, diferentes materiales o con un mayor o menor tacón, el pie no acaba de sentirse a gusto. En esta situación es muy recomendable acudir al podólogo.
La solución a todos estos problemas puede pasar por la fabricación de una plantilla personalizada -no estandarizada-. ¿Por qué? Porque la pisada de un pie es siempre distinta a la de otro pie. La distorsión de la marcha nunca es igual en dos personas. Mientras que unas apoyamos en exceso la parte exterior del pie, otras pueden hacer lo contrario.
Somos muchos los que deberíamos usar soportes plantares, pero la mayoría no somos realmente conscientes de ello. Un profesional de la podología nos facilitará unas plantillas que se adapten perfectamente a nuestra necesidad concreta y que logren corregir nuestras molestias. ¿Cómo consiguen esa mejoría? Las plantillas ofrecen a nuestro pie una dificultad para ejecutar el gesto pronador o supinador. Por lo tanto, la plantilla que sirve para una persona no es reutilizable en otros casos.
Beneficios de las plantillas personalizadas
- Nos ayudan a mejorar la alineación biomecánica -el gesto al caminar-, por lo que favorecen la corrección de nuestra postura.
- Si mejora nuestra postura, alcanzamos un movimiento articular eficiente.
- Favorecen una buena pisada, lo que hace que disminuya la tensión muscular.
- Reducen el dolor o, en el peor de los casos, hacen que no vaya en aumento.
Y es que, a menudo, las plantillas correctivas son vistas como un accesorio exclusivo para personas con problemas de movilidad pero, existe una gran variedad de plantillas, no solo de tratamiento, también de descanso, y de prevención. La ortopedia nos ofrece diferentes tipos de plantilla, cada una de ellas adaptable a un tipo diferente de pie y zapato.