Constantemente recibimos solicitudes de nuestros pacientes donde observamos que existe una confusión al momento de definir la existencia de “dedos en garra” o “dedos en martillo”
Aquí trataremos de aclarar de forma sencilla las diferencia entre ambos, bajo el contexto de la Biomecánica del pie. No pretendemos en ningún momento generar controversias en el orden de la anatomía del pie, puesto que nos enfocamos en análisis objetivos, cuya base de datos la hemos tomado del universo de pacientes que hemos atendido durante 20 años (cercano 100 mil personas)
Las patologías llamadas dedos en garra y en martillo consiste en deformaciones de las articulaciones provocadas, generalmente, por una alteración biomecánica en el apoyo del pie. Pueden aparecer durante la infancia (desde el nacimiento hasta los dos años), en la adolescencia y en la edad adulta mayor (después de los 60 años).
Estas deformidades suelen coexistir con el llamado Juanete (hallux Valgus); de modo que muchos pacientes pueden padecer, simultáneamente, de las tres alteraciones, lo que requiere que el especialista realice una evaluación clínica acuciosa.
Lo que se pretende desde el punto de vista correctivo, tanto en el dedo en martillo como en el del dedo en garra, es restaurar la fórmula metatarsal y alineación en los dedos, devolviéndoles sus funciones normales de apoyo y controlando las dolencias.
Todo esto exige un conocimiento detallado de la biomecánica del pie, por medio de las evaluaciones Baropodométricas Computarizadas de la Marcha, para poder emitir un diagnóstico lo más preciso posible y evaluar el mejor tratamiento a seguir.
Dedos en martillo
El dedo martillo o dedo en garra se produce cuando la articulación interfalángica proximal de un dedo del pie (la que une al dedo con el pie) se deforma en flexión (hacia arriba), mientras la interfalángica distal (la más lejana al pie) se mantiene neutra o extendida. Suele afectar al segundo y tercer dedo, y ocasionalmente al 4º dedo. Estos dedos afectados se doblan en la articulación media, asemejándose a la forma de un martillo. (ver imagen)
Si la deformidad se puede colocar en su forma natural de forma manual entonces podrá corregirse con tratamiento conservador (plantillas u ortesis). Por el contrario, si el dedo en martillo permanece rígido al intentar manipularlo, será necesario tratamiento quirúrgico.
Dedos en garra
Ocurre cuando se da una hiper-extensión de la articulación metatarso-falángica, (la unión de los dedos con el pie) acompañada de flexión de las articulaciones interfalángicas proximal y distal. Cuando esta deformidad afecta a varios dedos se produce lo que llamamos “pie en garra”.
Existe también una tercera deformidad, conocida como dedo en mazo, que produce una deformidad en flexión, localizada de forma aislada en la articulación interfalángica distal.
Causas
1.- CALZADO
El dedo en martillo se origina en la mayoría de los casos por el uso de calzado inadecuado y no acorde con la morfología del pie. Generalmente se presenta en combinación con uno o más factores adicionales (como el daño de los tendones extensores de la parte anterior del pie) y suele aparecer entre los 45 y los 75 años.
El calzado puntiagudo, empuja al 1er dedo junto a los más pequeños hacia una posición flexionada (doblada), siendo éstos obligados a modificar su apoyo, debido al poco espacio; lo que produce la formación de callosidades, las cuales deforman más al pie y empeoran el apoyo. Los tacones altos (más de 3 cm) hacen que la carga del cuerpo se traslade hacia adelante, siendo otra causa de deformidad
Sin embargo se ha observado la aparición de esta patología en pacientes que no han usado calzados apretados o de tacón, por lo que no se debe decir que sea la causa única. Es importante señalar que el dedo en garra puede aparecer tras un daño neurológico o un déficit neuromuscular también
Normalmente estas deformidades van asociadas a otras lesiones en el pie, como el juanete o hallus valgus y la metatarsalgia.
OTRAS
Otros factores que facilitan la aparición de deformidades en los dedos del pie son:
- Poliomielitis
- Desequilibrio muscular en pacientes neurológicos
- Artritis
- Traumatismos
- Factores hereditarios
Por último, la diabetes también merece ser considerada como causa
En primer lugar porque estas deformidades son más frecuentes en pacientes diabéticos. Y en segundo lugar porque en los pacientes diabéticos la aparición de callos por presión en la planta de los pies y en los dedos puede facilitar el desarrollo de úlceras diabéticas, por lo que el tratamiento tiene que ser particularmente delicado.
Diagnóstico
Dolor y disminución en el movimiento de los dedos de forma voluntaria, son los síntomas de estas patologías. Por medio de una evaluación clínica sencilla se puede observar esto.
Tratamiento
Para su tratamiento es importante definir estos aspectos:
- Si el dedo es flexible (no está rígido): se pueden realizar técnicas conservadoras. El tratamiento conservador comienza por el uso del calzado ortopédico amplio, con puntera suave y que tenga espacio para los dedos. El calzado debe ser por lo menos un número más del número habitual de calzado
- Asimismo realizar la evaluación biomecánica computarizada de la marcha, con el propósito de ubicar las causas de la formación y determinar la plantilla personalizada que le va a ayudar
Le ofrecemos una serie de recomendaciones a los pacientes con estas patologías:
- Usar plantillas personalizadas elaboradas por sistemas de análisis biomecánicos
- Las sandalias definitivamente no suelen ser una buena opción, debido a que siempre rozan con otras zonas del pie
- Es recomendable realizar ejercicios diarios para aumentar la flexibilidad general del pie. Por ejemplo, puede estirar suavemente los dedos de manera manual.
- También es recomendable realizar ejercicios de relajación para la fascia plantar (la membrana que recubre la musculatura del pie).
- Si padece diabetes, mala circulación o falta de sensibilidad en los pies, hable con su médico antes de intentar realizar cualquier auto tratamiento.
Cirugía para las deformidades en los dedos
La cirugía de los dedos en martillo y dedos en garra se recomienda cuando el dedo es rígido (la deformidad ya no se mejora manualmente), y el paciente sufre de fuertes molestias al caminar ya sea descalzo o con el calzado, al existir un roce y una callosidad en el pie. Se debe acudir a un especialista, y este decidirá si es necesario realizar una cirugía para corregir la deformidad.
Las deformidades del antepié (dedos en martillo, en garra o juanetes) aparecen con frecuencia, esto hace el abordaje quirúrgico más delicado y exige una planificación más precisa. Entre los tratamientos quirúrgicos hay más de 150 técnicas distintas descritas en la literatura, con distintas indicaciones según la edad, las características del paciente, el tipo de deformidad y la patología asociada. Por estos motivos, la experiencia del cirujano es fundamental para decidir y ejecutar la técnica más adecuada.