El dolor en los pies es una de las patologías más frecuentes en el adulto mayor (personas de más de 65 años). Esta dolencia puede ocasionar problemas en otras articulaciones como rodillas, caderas y columna. Se ha observado que es la primera causa de caídas y que, según los especialistas, uno de cada diez presenta artrosis. Además, afecta más a las mujeres que a los hombres.
Causas del dolor de pies.
1) Envejecimiento: conlleva una atrofia de la almohadilla fibroadiposa de la planta del pie, de forma que disminuye la protección contra el impacto y la carga. A esto se añade el déficit de movilidad de las articulaciones del tarso y metatarso, lo que perjudica la marcha y favorece el dolor (talalgias).
2) Enfermedades generales: en el pie pueden aparecer patologías generales como la diabetes (úlceras difíciles de solucionar), las neuropatías vasculares (que pueden llevar a la gangrena de la articulación), el hipotiroidismo(dolores musculares y articulares) o la insuficiencia renal crónica (artritis).
3) Sobrecargas articulares: el primer exponente es la artrosis debido a pies con mal apoyo, que tiene lugar principalmente con los planos, cavos, valgos y varos. Con el paso de los años las articulaciones pierden su cartílago y el espacio articular provocando dolencias. Otros son el Hallux valgus o “juanete”, cuya presencia implica dolor en la articulación del primer dedo y, por otra parte, dolor plantar en ocasiones y a consecuencia de sobrecargas prolongadas (excursiones) se puede presentar fracturas de estress (edema óseo).
4) Alteraciones de los dedos: el caso más conocido es el “dedo en martillo”, que supone una deformidad de la articulación ente la primera y segunda falange, que queda en flexión y provoca dolor con el roce, de forma que se puede ulcerar e infectar. En segundo lugar cabe destacar los “dedos en garra”, muy común en los pies cavos y, en tercer lugar, las “clinodactilias”, que suponen la desviación de los dedos por encima o debajo. Todas estas alteraciones dejan secuelas o marcas en el pie denominadas “hiperqueratosis”, que provocan discapacidad funcional, limitación de la actividad y calidad de vida.
Recomendaciones preventivas.
1) Lavar frecuentemente los pies.
2) Buen secado de pies, sobre todo en las zonas interdigitales.
3) Usar preparados de lanolina o vaselina para ablandar la piel seca.
4) Para los diabéticos se aconseja corte de uñas por podólogos.
5) Adecuar el calzado.
6) Alternar actividad y descanso. El reposo supone el mejor analgésico.
En conclusión, se recomienda consultar al especialista si se presenta dolor, cambio de color o temperatura, irritaciones, úlceras o signos de infección. Es importante el diagnóstico precoz para evitar la cronificación de las lesiones. Hay que cuidar los pies, pues son el espejo de la salud.
Fuente: www.saluspot.com