El concepto ‘runner‘ está de moda y los apasionados del running cuidan mucho lo que llevan en los pies. No es lo mismo llevar unas zapatillas con gel que otras con cámara de aire. Por ello, el programa de la BBC “Qué comprar y por qué“, se ponen a prueba diferentes productos con las mismas característica para determinar su funcionalidad.
Los expertos señalan que lo principal que debe tener una zapatilla deportiva es que pueda aguantar el pie cuando se apoya en el suelo y, a partir de eso, hay una serie de características como el estilo de carrera y la forma del pie que pueden condicionar la elección de cuál modelo comprar.
En los años 70, las principales compañías de ropa deportiva incorporaron podólogos a su proceso de desarrollo, lo que permitió descubrir qué pasaba en el cuerpo humano con cada paso y cómo conectaba nuestro pie con el suelo.
Así se pudo comprobar que los pies se pueden dividir de tres tipos: neutro, pronador y supinador.
Saber qué tipo de pie es el de uno permitirá una mayor comodidad y es posible que contribuya a un mejor rendimiento, pero ¿por qué es tan difícil encontrar evidencias que un cierto tipo de zapatillas deportivas reducen el riesgo de lesiones?
Roger Kerry, uno de los más reconocidos fisioterapeutas de Reino Unido y quien ha trabajado con atletas estudiando sus lesiones durante más de 20 años aboga por que no hay.
“Si observas los estudios que monitorearon a las personas por un lapso de tiempo considerable para ver si sufren lesiones o no, y por qué ocurren, te das cuenta que esos avances tecnológicos en los zapatos no hacen ningún tipo de diferencia para prevenir la lesión“.
De ahí que en los últimos 40 años de evolución de las zapatillas deportivas el número de lesiones ha permanecido igual
Fuente: lainformacion.com