Los especialistas que integran el Comité de Estudio del Pie (Uruguay), sostienen que la región del pie y el tobillo es una de las más complejas del sistema osteoarticular de las personas y, por tanto, adquirir experiencia en su manejo requiere años de aprendizaje, práctica y entrenamiento.
Muchas condiciones o síntomas por los que los pacientes buscan soluciones pueden mejorarse sin necesidad de cirugía, incluso aquellas que generan molestias con el calzado. La cirugía está indicada solo cuando las medidas conservadoras han sido agotadas o si existe dolor o deformidad incapacitante y persistente para utilizar un calzado.
Fisioterapias, estiramientos, el uso de plantillas en algunos casos, son parte de los tratamientos que pueden modificar y mejorar la patología, sin necesidad de operar. Explican que hay muchas enfermedades que son autolimitadas que “hoy duelen y en dos meses no duelen más, sin necesidad de tratamiento”. Hay personas que tienen una deformidad en el pie, pero si produce dolor, incapacidad ni molestias con el calzado, no es necesario tratarlas.
Según la visión de los traumatólogos, “a todo lo que no le gusta al paciente —por ejemplo, un dedo torcido— ¿lo tenemos que operar? No. Porque conocemos la mecánica del pie y sabemos que una cirugía mal indicada puede terminar en algo mucho peor”, sostienen y aseguran que en relación al tratamiento del dolor se ha avanzado mucho.
No es correcto aseverar que al paciente se le sugiere “vuelva cuando no pueda caminar”; mucho menos aun que la traumatología convencional hasta hoy no pueda resolver casi ninguno de los problemas de los pies.
En los últimos años las especialidades quirúrgicas y en especial la traumatología ha avanzado gracias a la innovación tecnológica aplicada y técnicas de imagen de vanguardia, nuevas técnicas anestésicas y mejoría en el manejo de la analgesia. Todo esto sumado ha logrado solucionar múltiples patologías algunas de los cuales hasta hace poco tiempo generaban severa invalidez.También es incorrecto afirmar que en las cirugías traumatológicas convencionales se utilice siempre la anestesia general, que las mismas duren dos o tres horas o que tengan postoperatorios invalidantes o dolorosos.
El desarrollo y la aplicación de nuevas técnicas anestésicas mediante bloqueos regionales ha permitido que infinidad de procedimientos quirúrgicos se puedan realizar en forma ambulatoria, alejando el mito de que la cirugía osteoaricular es sinónimo de sufrimiento y postración.
Cirugía estética.
Para los traumatólogos, cuando se realiza una cirugía de pie buscando solo resultados cosméticos, existe la posibilidad de que se presenten evoluciones desfavorables, y no es cierto el concepto de que es un procedimiento quirúrgico que dura solo 20 minutos, que lo llevará a mejores resultados y podrá usar un zapato más moderno.
Aseguran que la realidad es que, en ocasiones, puede generar consecuencias irreparables, ya que el pie es una estructura arquitectónica perfecta, con una biomecánica compleja, formado por numerosos huesos, ligamentos y tendones. Cuando dichos mecanismos se alteran aun con un procedimiento aparentemente menor, la función normal puede ser dañada irreparablemente. Además, no es cierto que “el precio fisiológico a pagar es muy leve en una cirugía que persigue fines estéticos” en comparación con una cirugía convencional.
Riesgos..
Todos los procedimientos médicos conllevan cierto grado de riesgo anestésico quirúrgico, por lo que existe consenso entre los especialistas traumatólogos, y sobre todo en aquellas subespecialidades en la patología del pie, en que en esta área no es apropiada una cirugía cosmética si el paciente se presenta libre de dolor y con buena función. Por esta razón, la afirmación de que se esté cambiando el enfoque de los técnicos en cuanto a cuándo puede o debe indicarse una cirugía “no refleja la opinión de los expertos a nivel internacional”, aseguran los especialistas.
Realizar incisiones pequeñas o mínimas no convierte a la cirugía en “menor”. Y los cuidados que se deben tener en cuanto a preparación del paciente y medidas de esterilidad deben ser las mismas independiente del tamaño de la incisión a realizar, siendo por ello importante que quienes realizan este tipo de intervenciones tengan un correcto dominio de la región a operar, así como el entrenamiento que exige cualquier cirugía osteoarticular.
Complicaciones.
Renombrados técnicos del mundo no recomiendan la técnica dado que a las ventajas presumibles de una cirugía más rápida, con menor edema postoperatorio, con plazos de convalecencia quizás más cortos en algunos casos, se contraponen las innumerables complicaciones, como infecciones y quemaduras de piel y partes blandas que surgen por el uso del instrumental, necrosis ósea, correcciones incompletas que llevan a recidivas, etc.
Citando a los pioneros del desarrollo de estas técnicas en Europa, los médicos De Prado y Ripoll, ellos recomiendan la prudencia a la hora de decidir este tipo de intervenciones ya que en algunas ocasiones el enorme atractivo que se les ofrece a los pacientes puede estar inducido por la publicidad engañosa.
Estos impulsores de la cirugía mínimamente invasiva y percutanea recomiendan que se realice en centros quirúrgicos apropiados con buena infraestructura, empleando radiología intra operatorias para tener la certeza de que se está actuando en el sitio exacto. Estas condiciones son las que los traumatólogos uruguayos, que realizan cirugía percutánea, emplean desde hace años.
Fuente: Rosa Aguirre para www.elpais.com.uy (Uruguay)