Skip to content

¿Tu hijo sufre de pie plano?

En esta condición, el arco no se marca en la planta debido a que los tejidos que sostienen las articulaciones (tendones), están flojos. En condiciones normales, a medida que los niños crecen, estos ligamentos se tensan y van formando el arco, el cual se consolida entre los dos y medio y tres años de vida. Sin embargo, hay casos en los que nunca se desarrolla, por lo que a esta edad, la valoración del ortopedista pediatra es muy importante.

Luis Camarillo Solache, ortopedista pediatra del Hospital Ángeles Acoxpa (México), explica que hay dos tipos de pie plano: el flexible y el patológico, y comenta que en ambas manifestaciones el pronóstico general es muy bueno, aunque siempre hay que valorar cada caso particular, para tomar las medidas correctivas precisas.

La valoración

Las características propias del pie plano flexible tienen que ver con la flacidez o falta de fortaleza de los tendones, lo que hace que, a la hora de apoyar, el empeine toque la superficie. El experto señala que: “En la consulta, los niños caminan de puntitas y si se ve que en esa posición se forma el arco, estamos ante lo que se conoce como pie plano flexible. En estos casos, sólo hay que valorar periódicamente que no exista dolor, porque los zapatos especiales, las plantillas, las taloneras y cuñas ortopédicas (ortesis) lo único que dan es soporte y evitan o disminuyen las molestias, pero en ningún momento modifican el arco. Contrario a lo que se piensa popularmente, no son correctivos”.

Si no se forma el arco cuando el niño está parado sobre los dedos, es probable que se trate de un problema de pie plano patológico. En este caso, se recomienda efectuar algunos exámenes de apoyo para realizar un diagnóstico, como son la tomografía computarizada, para examinar los huesos, la resonancia magnética para revisar los tendones y la radiografía de pie.

El especialista explica que el pie plano patológico se divide en dos campos: “Uno es de nacimiento, debido a que hay un huesito mal acomodado (el astrágalo vertical), que está en la parte posterior del pie y, si está modificado o caído, origina el problema. La única forma correctiva es con la aplicación de yesos y, de ser necesario, con cirugía. La otra manera patológica es conocida como coalición tarsiana y ocurre cuando dos o más huesos del pie están fusionados y nunca se separaron. Si no hubo un diagnóstico correcto durante la infancia, al pequeño paciente se le pueden haber prescrito diferentes aditamentos ortopédicos, pero nunca se logró la normalización del pie por lo que el tratamiento puede consistir en una operación para separar los huesitos que están unidos”.

El experto comenta que es frecuente que no haya habido un diagnóstico correcto sobre lo que le pasa al pequeño y usen zapatos ortopédicos, que muchas veces no necesitan y que en lugar de beneficiarlos los pueden afectar, ya que dan origen a un pie cavo (cuando el arco se eleva más de lo normal): “He visto que estos pequeños pacientes sufren mucho y no toleran un calzado que ni siquiera logrará modificar una afección para la que el protocolo no es conservador, sino quirúrgico”.

El experto comenta que hay casas de productos ortopédicos, que simplemente por vender recetan zapatos especiales y otras ortesis sin contar con una valoración de un experto previa, lo que puede crear diversos problemas que el paciente no tiene por lo que su recomendación ante un problema de pie plano es atenderlo desde la primera infancia con el ortopedista pediatra, que es el único profesional médico capacitado para hacer una valoración completa, determinar los exámenes auxiliares para el diagnóstico, indicar los procedimientos a seguir y prescribir los aditamentos que el paciente realmente necesita.

Artículo tomado de conlupa.com.mx